JOAQUÍN BALAGUER Y SUS HOSTILES DÍAS en Puerto Rico…

SANTO DOMINGO, RD.- Llegada de Balaguer a Puerto Rico. El expresidente Balaguer llegó a San Juan, Puerto Rico, en un avión de la Compañía Dominicana de Aviación la noche del miércoles 7 de marzo de 1962, sintiendo enseguida un trato hostil de parte de las autoridades de inmigración que se excedieron en su registro, pese a que el visitante tenía sus papeles en orden y había ingresado a tierra borinqueña con una visa americana de 60 días. OIGA Y VEA VISUALPODCAST AQUI…

Al enterarse de ese proceder vejatorio, los amigos del depuesto mandatario les pidieron que meditara sobre la conveniencia de desplazarse hacia Europa, pues comenzaban por creer que no era buena idea que se instalara en la isla del encanto junto a su hermana Emma Balaguer y demás miembros de su familia, aunque él manifestó con firmeza que aguantaría cualquier dificultad por más dura que fuese, porque creía que estando allí sería más cómodo y fácil el contacto continuo con la política dominicana.

El rechazo a la presencia de Balaguer en Puerto Rico lo encabezaba el gobernador de la isla, don Luis Muñoz Marín, quien el día 5 de abril de 1962 hizo una declaración en el periódico San Juan Star, editado en inglés, pidiendo al gobierno de los Estados Unidos que tomase medidas urgentes para sacar de esa tierra a Balaguer y a su exministro, general Rodríguez Echavarría, porque su permanencia en la isla estaba obstruyendo la labor que se estaba realizando para restablecer la vida democrática en el vecino país después de 31 años de dictadura de Trujillo.

El gobernador Muñoz Marín era un hombre de formación liberal que pertenecía al grupo de estadistas caribeños que propiciaba en América Latina y el Caribe la corriente ideológica de la “izquierda democrática”, a la que pertenecía también el presidente de Costa Rica Francisco José Orlich Bolmarcich; el expresidente y líder del gobernante Partido Liberación Nacional costarricense, José María Hipólito Figueres Ferrer (don Pepe), el presidente de Venezuela Rómulo Ernesto Betancourt Bello, y el candidato presidencial y futuro presidente de la República Dominicana, Juan Bosch.

La posición de Muñoz Marín contra Balaguer tenía el apoyo de la prensa puertorriqueña. De tal manera que el periódico “El Mundo” editorializó en su edición del 9 de abril que su presencia y la de Rodríguez Echavarría en esa isla era “poco grata” y “desde todo punto de vista perturbadora”; agregando que “aunque estos hombres están físicamente separados de su antigua esfera de acción, ambos persisten en querer influir en el curso de los acontecimientos políticos en la República Dominicana y la proximidad de que gozan en Puerto Rico les da facilidades que no tendrían en otro sitio”.

Añadiendo que el “movimiento de pasajeros entre San Juan y la capital dominicana es constante y propicia la relación que todavía mantienen Balaguer y Rodríguez Echavarría con algunos elementos de su país”.

En base a “informes confiables”, otro párrafo del editorial decía que tanto Balaguer como Rodríguez Echavarría estaban activos en la tarea de hacer componendas políticas y mantener sus contactos militares, y que el “solo hecho de que no muestran inclinación a marcharse a pesar de las expresiones que ha habido localmente en contra de su permanencia en Puerto Rico, incluyendo el disgusto del gobernador Muñoz Marín, es una prueba de que se encuentran aquí a sus anchas para seguir promoviendo sus intereses personales en Santo Domingo”.

El editorial finalizaba indicando que: “El Departamento de Inmigración federal dice que el permiso de que gozan Rodríguez Echavarría y Balaguer los autoriza a quedarse en Puerto Rico por espacio de 60 días, que expiran el 8 de mayo. Pero aún ese plazo es muy largo. El pueblo debe de dejarles saber sin lugar a dudas a estos dos huéspedes forzosos que no los queremos aquí. La hospitalidad puertorriqueña sigue en pie, sin menoscabo, pero no es para prodigarla indiscriminadamente. Hay que merecerla y los dos huéspedes de marras no la merecen”.

Perturbado por tantas críticas y presiones, Balaguer decidió tomar un avión y dejar Puerto Rico el jueves 12 de abril, partiendo a primera hora de la tarde rumbo a Miami, en donde –seguido se instaló- expuso su deseo de visitar Nueva Orleans y luego Nueva York, donde residiría un tiempo en el hotel Great Northern, en el corazón de Manhattan, en una humilde habitación sin aire acondicionado, siéndole inútil allí evadir el rigor del verano, padeciendo en su cuerpo los efectos de las altas temperaturas y mortificado por la desconsideración de las autoridades de esa gran nación; pues como ilustró tiempo después su fiel colaborador y exministro de información y prensa de su gobierno, doctor Rafael Vidal Martínez, allí el líder político dominicano “estaba constantemente vigilado por los servicios de inteligencia, con su teléfono intervenido y protegido únicamente por un pequeño revolver Colt calibre 38, el cual le fue robado de su habitación por agentes del FBI, para que quedara completamente desarmado”. Cuando eso se produjo, le confesó a su amigo que “estaba a merced del hostigamiento del gobierno norteamericano y que no valía la pena procurar otra arma”, prefiriendo regalarle “la caja de municiones que tenía para su revólver, ya que sabía que se la volverían a sustraer si adquiría una nueva arma”.

Autoridades nerviosas contrarrestan regreso de Balaguer.

En noviembre de 1962 el doctor Balaguer estaba ahora hospedado en el hotel Wellington en la ciudad de Nueva York y su situación había experimentado un gran progreso, en cuanto a su meta de regresar a la República Dominicana, para sumergirse de nuevo en la actividad política, puesto que había recibido el apoyo de don Nicolás Silfa y se había convertido en el candidato presidencial del llamado perredeísmo auténtico, amortiguando de esa manera el golpe sufrido por la negativa de la Junta Central Electoral a reconocerle su Partido Acción Social, fundado en el exilio.

De igual modo, le satisfacía recibir el respaldo masivo de sus compatriotas, guiados por el profesor Augusto Peignand Cestero, quienes se habían aglutinados en su proyecto electoral en los Estados Unidos y acababan de ofrecer una impactante demostración de fuerza, al concentrar el lunes 12 de noviembre, frente al Consulado dominicano de la ciudad de Nueva York, a decenas de criollos residentes que se movilizaron exigiendo de las autoridades electorales de la República Dominicana la aprobación de su candidatura presidencial en la boleta electoral del PRD de Silfa, para así contar con la seguridad de su participación en los comicios del 20 de diciembre.

Mientras eso pasaba en Nueva York, en Santo Domingo sus seguidores seguían insistiendo en el proyecto de partido conocido como Acción Social, constituyendo su directorio provisional, presidido por el doctor Roberto Rymer y teniendo como sus principales dirigentes al profesor Jesús María Bastardo, secretario general; Saturnino Ramírez, secretario de comunicaciones y transporte; Tobías Languasco Chan, secretario de correspondencia; Juan Antonio Read, secretario de,, asuntos laborales; Pedro Antonio Read Tolentino, secretario de prensa y relaciones internacionales; Chela Rivera, secretaria de asuntos sociales y femeninos; Gil Antonio Encarnación, secretario de Educación y cultura; Ramón Guzmán, secretario de finanzas y asuntos comerciales; y Lucas Nin, secretario de recursos naturales.

Ese equipo, junto a los perredeístas auténticos de Silfa, asumió la tarea de divulgar por la estación radial “La Voz del Trópico” los mensajes grabados que enviaba Balaguer; así como también, la elaboración de una estrategia de propaganda para contrarrestar la fuerte oposición que encontró su candidatura entre sus adversarios de siempre y los coyunturales…a quienes no les convenía tenerlo de rival en los comicios del 20 de diciembre.

El partido Unión Cívica Nacional, a través de su delegado político en la Junta Central Electoral, el licenciado Osvaldo J. Peña Batlle, se fijó el propósito de anularla diciendo que no podía ser admitida porque supuestamente estaba subjúdice, remitiendo a la prensa a la Procuraduría General de la República, donde se habían abierto por lo menos cuatro procesos penales en su contra, relacionados con los hechos de sangre anteriormente citados.

Fue así que, no pudiendo participar en los comicios del año 1962, no fue sino, hasta las elecciones de 1966, en la que salió ganador, extendiendo su mandato, hasta el año 1978, es decir, tres períodos consecutivos por medio de reelecciones y que fuera desplazado por el Partido Revolucionario Dominicano y sustituido como presidente, por el hacendado Silvestre Antonio Guzmán Fernández.

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