El dominicano Alex Rodríguez aparentemente tiene un nuevo amor en su vida. El legendario jugador de Grandes Ligas fue visto de la mano, en el hotel Beverly Wilshire, de una preciosa mujer. Se presume que el nombre de la nueva compañera de Rodríguez es Jac Cordeiro, una influencer del mundo del fitness de 42 años, madre de dos, exenfermera y según los reportes el dominicano estaría muy feliz y disfrutando el momento. OIGA Y VEA AUDIOVISUAL
El perfil de Instagram de Jac, dice que es una experta en fitness y especialista en transformación de estilos de vida, además tiene videos en el gimnasio entrenando y comparte fotos de su vida, así como hashtags inspiradores.
Rodríguez además fue visto junto a Jac, comprando en Rodeo Drive, con una vestimenta casual.
En el pasado mes de julio, Kathryne Padgett antigua novia de Rodríguez, lo acompaño a la ceremonia en la que fue inducido al Salón de la Fama, el también dominicano, David Ortiz.
«Ellos son buenos amigos y ahora mismo ambos son solteros, rompieron su relación, pero se mantienen con ciertos lazos, todo está bien», fueron los comentarios de una persona cercana a Rodríguez y Padgett.
Y ya que se hace la comparación entre Alex Rodríguez y Porfirio Rubirosa, recordemos un poco acerca de Rubirosa, el Play boy más destacado del siglo 20.
Algunos lo describen como «el último playboy», otros como un «gigoló». Quizás fue las dos cosas.
Pero sin duda el dominicano Porfirio Rubirosa no pasó desapercibido en la historia del siglo 20.
Fue diplomático, jugador de polo, corredor de autos, piloto de aviones y gigoló (un hombre que se prostituye con mujeres por dinero).
Supo codearse con personas del poder y del jet set en las décadas de 1940 y 1950, e involucrarse sentimentalmente con decenas de mujeres, concretando cinco matrimonios, dos de ellos con millonarias de la época.
Se dice que, en cierta ocasión, quiso conquistar a Eva Perón y cuando fue a visitarla, ésta lo hizo esperar por más de una hora en la recepción lo que hizo que Porfirio se sintiera despreciado por la señora Eva Perón y al marcharse, le dejó con la secretaria, un cheque de 25 mil dólares y el recado, que solo la había visitado, para ayudarla con el proyecto de los descamisados, que en esos momentos llevaba a cabo Eva Perón, con los más pobres argentinos.