RAFAEL ENCARNACIÓN.- Un Jefe de Policía, de quien estuve muy de cerca por cuestiones de trabajos como policía, un día me dijo, luego de salir del cargo, quizás autoreprochando su comportamiento, no sé si para conmigo, esta frase: «el poder modifica el comportamiento de los hombres «. No refiero esta anécdota personal con ninguna intención malisiosa, es simplemente para referirme al caso, muy lamentable por cierto, que hoy involucra y que está enfrentando medio gobierno del pasado presidente licenciado Danilo Medina Sánchez, un hombre de quien nadie puede decir que fue un negligente en los años que le tocó gobernar el país.
Todos lo vimos trabajar sin descansar, los siete días de la semana, de lunes a domingo, trasladándose a los lugares más recónditos de la nación, corriendo riesgos, escuchando los campesinos, a menesterosos, a mujeres pobres, dejándose ver por su pueblo, y eso nadie puede decir que lo hacía con la intención de hacer negocios, de procurar lucro personal o de tener intenciones malsanas para su pueblo, sino todo lo contrario.
Pero, ¡oh sorpresa señores! los resultados han sido otros. No tenemos que entrar en detalles. Estamos siendo testigos de todos los desmanes, de todos los desastres que gente de mucho poder durante ese gobierno, hoy se les acusa de haber cometido. De cosas impensables.
De una cuantía inconmensurable.
De sumas exorbitantes, en un país de un presupuesto pequeño. El escándalo no es chico. Y parece que todo cuanto se está tratando en los tribunales tiene asidero, visos de verdad o de certeza, pues, ya ha habido admisiones de culpabilidad. Asunción de responsabilidad.
Caramba que pena. Lo que me expresó el jefe de policía a que me he referido, obvio sin decir su nombre, puede ser cierto y hasta aceptable, pero no se puede llegar tan lejos. Llegar a perder todos los sentidos, no sólo el común, que es el menos común, han dicho algunos teóricos, sino hasta el juicio.
Se perdió el concepto del deber. Se perdió el norte y todos los «puntos cardinales». Se les olvidó lo finito de la vida. Se les olvidó su familia. Se les olvidaron las enseñanzas de sus padres. Se les olvidó que tuvieron maestros. Se les olvidó que tuvieron condiscípulos. Se les olvidó el país. Se olvidaron de Dios. Se les olvidó que hay que rendir cuentas. Se les olvidó que tienen hijos. Se les olvidó que vivían en un país que a metros del palacio de gobierno hay menesterosos, desgraciados sin fortuna ni esperanza.
Se les olvidó aquel refrán popular que reza: «La ambición rompió el saco». Fueron demasiado lejos.
Se manejan sumas impensables, en cualquier país rico, y no es el caso de nuestra RD.
Sé que no hay santo, ni siquiera uno, pero carajo, se pasaron.
¿Es que no apareció ni siquiera uno, que un día se parara en medio de todos y les dijera, «andamos mal, muy mal», y reclamara prudencia, y hasta dijera un » coño nos vamos a joder» aunque al día siguiente le sucediera como a mí, con otro jefe de policía, que me atreví a pararme en pleno Consejo Superior, siendo de menor rango, y decirles a los generales, incluyendo y a ese mismísimo Jefe de Policía, con todo el poder en sus manos «no estoy de acuerdo», cuando todos los corifeos le decían lo contrario, aunque me costara el puesto y de hecho me lo costó «no estoy de acuerdo y esta es mi posición». Y lo bueno es que estan vivos quienes ahi estaban, que me pueden desmentir si se atreven. El justiciero tiempo me dio la razón.
En ese gobierno no apareció ni una dama que le doliera su familia y se atreviera a llamar la atención. Andamos mal. Y a quienes hoy gobiernan, que hoy administran el erario, que se miren en ese espejo, si es que para muchos……EL ESPEJO YA NO ESTÁ ROTO .
Lunes, Abril 2, 2023.
El autor es abogado, politólogo, locutor, General de Brigada ® y un campesinito der sur.
