NOTA: Este artículo fue escrito en la Revista Ahora en su edición No. 363 de fecha 26 de octubre de 1970.ESCRIBIÓ PEÑA GOMEZ: En la edición anterior de la Revista Ahora publicó unas declaraciones del señor Homero Lajara Burgos en las que lanza graves acusaciones contra mi persona que me veo en la obligación de refutar. OIGA Y VEA VISUALPODCAST AQUI…
Es absolutamente incierto que acreditara en momento alguno al señor Homero Lajara Burgos para que se pusiera en contacto con el Departamento de Estado y gestionara en mi nombre apoyo para su candidatura presidencial.
Lo que sí es cierto es que durante un mes el señor Lajara Burgos me estuvo visitando en la residencia de mi dilecta amiga, comadre y compañera Doña Ángela Bosch de Ortiz tratando de convencerme de la conveniencia de que se le permitiera buscar un acercamiento entre el gobierno del presidente Nixon y el PRD. Me negué categóricamente a corresponder a los deseos del señor Lajara Burgos por considerarlos descabellados y contrarios a los ideales patrióticos del PRD.
Finalmente el referido señor me explicó tanto a mí, como a personas de mi confianza y estimación, que debido a su precaria situación económica había decidido emigrar a los Estados Unidos y que como iba a residir en ese país deseaba que le extendiera una credencial para trabajar en favor de nuestro partido en los Estados Unidos.
Aun todavía tuve dudas de las verdaderas intenciones del señor Lajara, pero como su insistencia y sus constantes viajes a la residencia mencionada se multiplicaron decidí darle una carta abierta de presentación y al efecto instruí al compañero Bartolomé Moquete Andino para que la redactara.
La carta en cuestión no estaba dirigida a nadie y solo lo facultaba a ponerse en contacto con personas y entidades que beneficiaran al pueblo dominicano. Se la entregué en presencia de varios compañeros y le dije en voz alta: “Aquí tiene, pero esta carta solo puede usarla en los medios dominicanos; de ninguna manera debe usted ponerse en contacto con el gobierno norteamericano ya que un contacto de esa naturaleza solo puede ser autorizado por el Comité Ejecutivo con el conocimiento del máximo lider, el profesor Juan Bosch. El señor Lajara Burgo no se atreve a jurar que esto no es verdad”.
Hasta ese momento, el señor Lajara Burgos no me dijo que aspiraba a la presidencia o que iba a visitar al Departamento de Estado o al Pentágono ni mucho menos que iba a usar mi nombre para tan pérfidas y antinacionales actividades.
Con mi carta en sus manos, el señor Lajara Burgo se trasladó a Puerto Rico donde visito al compañero Manolo Bordas para solicitarle un pasaje a España en mi nombre, el cual le fue negado, pues, el compañero Bordas hablaba frecuentemente conmigo y sabía que las expresiones del peticionario carecían de veracidad.
De San Juan de Puerto Rico, el señor Lajara Burgo visitó a Nueva York y a Washington. En esta última ciudad se puso en contacto con funcionarios de tercera categoría haciendo uso indebido de mi carta expresando que contaba con mi apoyo y el del Partido para la presidencia de la República.
En la ciudad de Nueva York se puso en contacto con los compañeros Alberto Aybar y Rafael Trinidad, dirigentes del PRD en Nueva York y consiguió valiéndose de mi carta que le reunieran los principales directivos y miembros de nuestra organización en esa ciudad a quienes les manifestó que contaba con el apoyo mío y del Comité Ejecutivo, así como del gobierno norteamericano para sus aspiraciones presidenciales y que solo faltaba el beneplácito del profesor Juan Bosch.
Con estas razones, el señor Lajara Burgos obtuvo que los compañeros de Nueva York le hicieran una colecta y le reunieran el pasaje de ida y vuelta a España y que le pagaran los gastos de hotel y le regalaran varios trajes en virtud de que alegó encontrarse sin ropa y tener empeñada las prendas de su familia.
En Benidorm, el señor Lajara Burgos trató infructuosamente de convencer al profesor Bosch de que yo lo había mandado a entrevistarse con el gobierno norteamericano y de que este último lo apoyaba siempre y cuando el PRD lo proclamara como su candidato presidencial.
Tras muchas insistencia el señor Lajara Burgos consiguió que el profesor Bosch le entregara una carta en la que protestaba de la intervención norteamericana y manifestaba un profundo desdén por las soluciones electorales, pero como el aspirante le había mostrado mi carta, el profesor Bosch, tal vez pensando que había cometido un error me mandó una carta en la que me pedía ir a España a discutir la situación con otro dirigente.
De regreso de España a Nueva York, el señor Lajara Burgos volvió a ponerse en contacto con los compañeros Trinidad y Aybar expresándole esta vez que contaba con el respaldo del profesor Bosch y que solo faltaba que yo viajara a España a ponerme de acuerdo con el presidente del partido.
Con este pretexto obtuvo que los referidos compañeros le hiciera una jugosa colecta que arrojó varios miles de dólares recogidos entre dominicanos y puertorriqueños, como el señor Louis Linolio, Román Rodríguez y un funcionario puertorriqueño de la gobernación de Nueva York amigo del PRD. Este dinero se lo entregaron en efectivo al señor Lajara Burgos para que a su vez lo entregara al Comité Ejecutivo Nacional, para el pago de los referidos pasajes y otras actividades.
Una vez en Santo Domingo, el señor Lajara Burgos se instaló en el hotel Comercial con el dinero recaudado en mi nombre, ya que es absolutamente incierto que le tomara dinero prestado a ningún puertorriqueño como afirmó mentirosamente por la revista Ahora.
Me visitó en la residencia de la señora Ángela Bosch de Ortiz para proponerme que viajara a España a discutir con el profesor Bosch su candidatura presidencial; le respondí que no podía viajar a España, que la candidatura del PRD solo podía proclamarla una convención nacional, que no estábamos en período eleccionario y que sólo el Comité Ejecutivo tenía competencia para tratar un asunto de tanta importancia.
Le reuní los altos organismos de dirección en la residencia del compañero Ares Maldonado y allí le manifesté lo mismo reprochándole que hubiera usado mi carta para dirigirse al gobierno de los Estados Unidos. Todos los altos dirigentes rechazaron las pretensiones del señor Lajara Burgos y apoyaron mi posición de no viajar a España.
Al día siguiente recibió un cable del profesor Bosch en el que me pedía situarle un pasaje al señor Domingo Mariotti a España quien debía traer instrucciones generales del máximo lider; le expliqué a Lajara que posiblemente el viaje del señor Mariotti arrojaría alguna luz sobre sus pretensiones, le mostré el cable y le pedí que me entregara uno de los dos pasajes prometidos.
El señor Lajara accedió y me entregó la suma de 500 dólares en presencia del compañero Gastón Espinal y en la residencia de éste último. Dejé el dinero en mano del compañero Espinal y lo instruí para que depositara un pasaje en las oficinas de Iberia en favor del señor Domingo Mariotti.
El pasaje costó la suma de $494.75 fue depositado el día 12 de marzo de 1969 y el billete usado por el señor Mariotti ese mismo mes lleva el número 0750/1363853. Como el señor Lajara Burgos sabía que mentía no aguardó el regreso del señor Mariotti y se marchó a los Estados Unidos donde volvió a colectar dinero entre los compañeros mencionados a nombre del PRD. Antes de partir declaró que aspiraba a la presidencia de la República y presentó mi carta a un periodista de El Caribe como demostración de apoyo, de manera que la exhibición de la carta no es cosa nueva.
El señor Mariotti llegó al país y desmintió que el profesor Bosch hubiera respaldado en momento alguno a Lajara Burgos. Varias veces durante esos días desautoricé en declaraciones radiales y escritas las pretensiones presidenciales del señor Lajara Burgos.
Hecha esta explicación que demostrado que nunca usé en mí provecho personal dinero del Lajara Burgos y que quien hizo uso indebido de fondos del PRD fue él, al no entregar al Comité Ejecutivo los fondos que recaudó usando mi nombre en Nueva York con la colaboración de los compañeros Alberto Aybar y Rafael Trinidad.
Además debo aclarar que tan pronto supe que el señor Lajara había visitado a Washington usando el nombre el PRD lo desautoricé privadamente también por conducto del señor Sacha Volman, viejo amigo del PRD, a quien le pedí que fuera a la embajada norteamericana a desautorizar en mi nombre cualquier gestión que practicara el señor Lajara Burgos porque los problemas dominicanos, solo debíamos resolverlos los dominicanos. El señor Volman así lo hizo.
En cuanto a su acusación de que el síndico Guarionex Lluberes me pasaba un sueldo de mil pesos, yo lo desafío a que diga quiénes son esos testigos. De todas maneras él tendrá que pagar una fuerte indemnización porque mi demanda será elevada hasta las últimas consecuencias.
Como sé que en política el amigo de hoy es el enemigo de mañana, me he cuidado mucho de recibir dádivas de políticos, aunque como en el caso de Guarionex sean amigos entrañables en los cuales confío.
La única vez que mi amigo Guarionex Lluberes me ofreció prestarme dinero fue varias semanas antes de las elecciones cuando se enteró que yo estaba en mala situación económica. En presencia de mi también amigo Guaroa Liranzo le respondí que mi precaria situación económica no era nada nuevo, pero que no necesitaba su amable ayuda. Guarionex trató de convencerme con sincera insistencia, pero yo rechacé su oferta.
Yo no me he vendido al gobierno de los Estados Unidos que tiene millones, ni al Triunvirato de Donald Reid ni al gobierno del doctor Joaquín Balaguer y mucho menos voy a hacerlo con un síndico de la capital, puesto que si hubiera aspirado a esa posición la hubiera ganado.
Me precio de un hombre serio y patriota y por eso he preferido seguir estudiando para trabajar y vivir de lo que gane ejerciendo mi vieja profesión de maestro. No soy un traficante de la política ni un mercader de la nacionalidad. No busco posiciones ni altas ni bajas, solo lucho por un ideal y mis ideales no tienen precio. FUENTE: José Francisco peña Gómez. Nueva York. 14 de octubre del año 1970.
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