Este 16 de agosto se cumplen 20 años de la elección, en medio de un tiroteo, del bufete directivo de la Cámara de Diputados que encabezaba Alfredo Pacheco, quien sustituyó a Rafaela Alburquerque (Lila), en un hecho sin precedentes en la historia de la República Dominicana, donde sus principales actores mantienen su vigencia política, a excepción de Hatuey De Camps, quien falleció en el 2016. VER VÍDEO
Dos décadas después de aquel deplorable hecho Pacheco preside de nuevo la Cámara Baja; el expresidente Hipólito Mejía sigue activo y controlando en el gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM); Víctor (Ito) Bisonó es actual ministro de Industria y Comercio; Ovi Saldívar es viceministro administrativo de la Presidencia y Eligio Jáquez es cónsul en la ciudad de Nueva York.
Guido Gómez Mazara sigue en las lides políticas, contracorriente en el PRM; Hernani Salazar también, pero bajo perfil; la combativa Felipa Gómez es vicealcaldesa en Santo Domingo Oeste y Rafaela (Lila) Alburquerque es diputada.
El llamado «Pachecazo» fue la crónica anunciada de la derrota a la imposición del presidente Hipólito Mejía sobre los asuntos del Poder Legislativo y de una elección que debía ser solo de su competencia, pero en la cual quiso imponer la reelección, por quinto año consecutivo, de Rafaela Alburquerque (Lila) del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), como presidenta, obviando el gran rechazo que tenía la legisladora en todas las bancadas.
En el 2002, con las elecciones congresuales hubo una renovación abrumadora de la matrícula de la Cámara de Diputados en la que solo 30 legisladores lograron reelegirse, incluyéndola.
De nuevo del PRD que logró ganar 72 diputados dio su apoyo a Lila para su cuarto periodo, pero a regañadientes, pues Pacheco había anunciado sus aspiraciones a la presidencia y tuvo que conformarse con la vocería de la bancada de su partido.
El presidente Mejía se sentía «cómodo» con Lila a la cabeza de la Cámara Baja, pues las iniciativas del Ejecutivo se aprobaban sin traumas: reformas impositivas y préstamos se ratificaban sin rubor.
Las cosas cambian en el 2003, pues Pacheco dejó claro que ya no se conformaba con ser el vocero de la bancada y demandó el apoyo del jefe del Estado y la dirección de su partido para asumir la presidencia del órgano legislativo.
Guerra declarada.
A pesar de la preferencia expresada públicamente por el presidente Mejía, a Lila ya no la querían los diputados para dirigir la Cámara. Se había cerrado puertas y apoyos por su manejo dictatorial derivado del dilatado ejercicio de su poder en el organismo.
En su propio partido Lila fue retada. Víctor (Ito) Bisonó hizo pública su aspiración para presidir la Cámara de Diputados y afirmaba contar con el apoyo de 18 de los 15 diputados reformistas, para ser escogido en la reunión de su bloque como candidato al cargo.
En la política dominicana las lealtades son muy volubles y Bisonó fue traicionado por cinco que le juraron apoyo, Nelson Núñez, César Gómez, Eduard Montás, Atilas Pérez y Luis Reyes; y así Lila fue escogida de nuevo en el Bloque reformista para encabezar la plancha que sería presentada el 16 de agosto.
Todos contra Lila
Pacheco había hecho sus amarres. No contaba con el apoyo del presidente Mejía, ni del secretario general del PRD, Rafael Suverbí Bonilla (Fello), pero se granjeó un apoyo que sería determinante para su aspiración: la del presidente del PRD Hatuey De Camps.
El diputado Ovi Saldivar le convenció de apoyar a Pacheco, pues De Camps había declarado la guerra al presidente Mejía por su decisión de modificar la Constitución para ir a por la reelección y esta coyuntura le ayudó a enfrentarlo.
Guido Gómez Mazara, consultor jurídico del Poder Ejecutivo, Hernani Salazar, director de la Oficina Supervisora de Obras del Estado (OISOE) y otros dirigentes del PRD trataron de «persuadir» a los diputados del PRD que apoyaban a Pacheco, unos 72.
El grupo fue «asilado» en un hotel de playa en el Este, para que la mano del poder no les convenciera para apoyar a Lila.
Bisonó, por su parte, no se quedó de brazos cruzados y aunque no se informó de manera pública él y 12 diputados reformista sellaron su apoyo a Pacheco.
Los diputados del PLD se mantuvieron al margen del conflicto hasta el 16 de agosto, día en que se produjo el bochornoso incidente.
Electo en medio de un tiroteo
Pacheco y los suyos fueron alertados por Leonardo Matos Berrido y Andrés Vanderhorts de que el Gobierno planeaba cortar la luz y el agua al edificio para frustrar la sesión. Así pasó. El informe posterior al incidente atribuye a empleados de Gómez Mazara haber saboteado la energía. Los perredeístas se prepararon con focos y lámparas.
A las 11:00 am , Lila, pidió el «cuarto intermedio», para ganar tiempo. En las gradas del hemiciclo había una «comisión» de reformistas a su favor, pero también perredeístas que apoyaban a Pacheco.
Ante el inminente hecho de que no podrían imponer a Lila, se inició la confrontación que acabó a tiros, con la suerte de que nadie resultó herido. Los primeros disparos, de acuerdo al informe, los hicieron los reformistas Víctor Gómez Casanova y Víctor Hernández (Tito). Desde abajo disparó el diputado Rafael Librado Castillo (Patica). Las gradas fueron desalojadas, Lila y su grupo huyeron del hemiciclo y se pasó lista ante el abogado notario Francisco Bautista Medina. Se confirmó 118 diputados presentes. Se instaló la mesa de edad integrada por Felipa Gómez como presidenta, la de mayor edad, el peledeísta Abel Martínez y el perredeísta Leivin Guerrero, los más jóvenes. Felipa Gómez, con un revólver al cinto, completó el proceso de votación en el que Pacheco fue electo con 75 votos a favor, 16 en contra. 27 diputados no votaron.
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