Trujillo siempre respetó a Balaguer. Sus relaciones siempre fueron cordiales. Balaguer fue visto alternativamente tanto como empleado del régimen y como un distinguido colaborador cercano a Trujillo. A pesar de que Trujillo disfrutaba humillando e insultando sus «sirvientes» en público, el dictador nunca trató de degradar a Balaguer. PODCAST….
Balaguer reciprocó ese respeto hacia Trujillo durante los treinta años de dictadura como uno de los colaboradores más eficiente del régimen, sin parecer perturbado ni mostrar el menor gesto de disgusto por los excesos y aberraciones que eran comunes en aquella época. Balaguer fue, sin duda, un ministro útil de Trujillo. Balaguer fue un fiel y callado servidor de la dictadura, se elevó desde maestro de escuela hasta la Presidencia de la República, era un notable orador, escribía los discursos del Dictador. Fue una de las pocas personas de las que Trujillo escuchó consejos.
En el mes de septiembre de 1937, Trujillo ordenó al ejército dominicano que matara a todos los ciudadanos haitianos y a sus familias que encontraran en el lado dominicano de la frontera que divide a Haití y la República Dominicana. Las instrucciones fueron matarlos a machete, cuchillo o bayoneta para que la prueba de una bala en el cuerpo de una de las víctimas no delatara que fue obra del ejército. Se calcula que más de 26 mil haitianos fueron sacrificados como animales. Las matanzas comenzaron en los la ciudades del norte de la frontera. Los soldados entraban a las casas donde vivían haitianos, los cruzaban con bayonetas o los cortaban como cañas con sus machetes, la orden era no dejar vivos ni a los recién nacidos.
Se dio orden a la prensa de que no publicara absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo, pero las denuncias de las matanzas llegaron hasta el embajador de Haití en República Dominicana, Evremont Carrié, quien pidió una audiencia a Trujillo y le comunicó lo que estaba ocurriendo con sus connacionales. Trujillo le dijo que debía tratarse de enfrentamientos entre campesinos dominicanos y haitianos y que ordenaría de inmediato la intervención del ejército para detenerlas.El entonces ministro de relaciones exteriores de Trujillo, Joaquín Balaguer hizo creer a la comunidad internacional que todo había sido un mal entendido y que Trujillo como hombre “bondadoso” pagaría una indemnización de 750 mil dólares al gobierno haitiano.Cuando Trujillo dispuso que su hermano Héctor Bienvenido fuera reelegido a la presidencia en 1957, optó por Balaguer como vice-presidente. Tres años más tarde, en 1960, cuando la Organización de los Estados Americanos (OEA) convenció al dictador de que no era apropiado tener a un miembro de su familia como presidente, Trujillo obligó a su hermano a renunciar, y Balaguer le sucedió en el cargo.
Luego del ajusticiamiento del tirano en 1961 y a pesar de haber sido durante mucho tiempo su colaborador más cercano, Balaguer tomó medidas para liberar al país del régimen con la concesión de algunas libertades civiles y suavizando la estricta censura a que Trujillo tenía sometida la prensa. La OEA se mostró satisfecha y levantó las sanciones económicas impuestas a la República Dominicana, debido al intento de asesinato que Trujillo tramó en contra del presidente venezolano Rómulo Betancourt. Sin embargo, las reformas provisionales de Balaguer fueron rechazadas por gran parte de la sociedad, ya que era presionado por la derecha, por los militares, por la izquierda, por la oposición, era abucheado en las calles por la ciudadanía y llamado entre otras cosas “muñequito de papel”.
Debido a la presión ejercida por la Unión Cívica Nacional, Se creó el Consejo de Estado después de la muerte de Trujillo. Balaguer sólo retuvo el liderazgo de dicho Consejo hasta 16 de enero de 1962. Un golpe de Estado militar, dirigido por el jefe de la fuerza aérea Pedro Rodríguez Echavarría, lo obligó a asilarse en la Nunciatura, y luego salió al exilio a Nueva York y Puerto Rico.Luego de los aciagos días de la revolución de abril de 1965, Balaguer encontró una nación severamente golpeada por décadas de turbulencia, con tiempos cortos de paz y prácticamente ignorantes de la democracia y los derechos humanos. Inició su campaña a la presidencia con mensajes propagandísticos a la mujer dominicana y al campesino, tratando de atar a su proyecto político personal las fracciones más conservadoras de estos sectores sociales.El gobierno provisional, encabezado por el abogado Dr. Héctor García Godoy, anunció elecciones generales para 1966.
Balaguer aprovechó la oportunidad, y con la enfermedad de su madre como excusa, le pidió permiso para regresar del exilio y se le permitió un salvoconducto por 72 horas, pero jamás volvió a salir del país. Formó el Partido Reformista y se centró en una lucha política contra Bosch, en la campaña utilizó la táctica presentándose como un candidato moderado y conservador.
Juan Bosch participa en las elecciones de 1966, pero resulta vencido ante el Partido Reformista, encabezado por Joaquín Balaguer, a causa mayormente de una campaña sucia efectuada por este último en contra de Juan Bosch. En la misma, Bosch fue amenazado de muerte si salía a hacer campaña. Además, los Estados Unidos apoyaban claramente al sangriento régimen balaguerista, cumpliendo así con lo dicho por el presidente John F. Kennedy, de que “prefería un régimen sangriento de categoría trujillista, a otro régimen comunista en el hemisferio”.
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