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UN POCO DE HISTORIA.- Pese a corta edad, a la hora de su trágica muerte Iván Guzmán Klang, hijo del ex presidente de la República Don Antonio Guzmán Fernández y doña Renee Klang de Guzmán, dirigía la Escuela de Agronomía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. OIGA PODCAST AQUI…
Transcribimos in extenso el artículo de la Revista Ahora de la fecha que destacaba las dotes de este joven ido a destiempo. Citamos:
Una pérdida sensible para la nación dominicana fue la trágica muerte en un accidente automovilístico, del ingeniero agrónomo Iván Guzmán Klang, el pasado 15 de mayo en curso.
La vida del joven científico se extinguió a las 3 y 15 minutos de la tarde del pasado viernes en el hospital doctor Luis Morillo King de la Vega, a donde fue conducido luego de sufrir un vuelco cuando se dirigía de Santo Domingo a la ciudad de Santiago de los Caballeros.
Guzmán Klang realizó sus estudios de bachillerato en Denvers, Massachusetts, ingresando después al Instituto de Agronomía Tropical de Gembloux, Bélgica, donde se graduó de ingeniero, a los 21 años de edad.
Más tarde hizo un curso de microbiología, en la Universidad de Sorbona, en París y otro de fitopatología en Río Grande, Brasil.
Se informó que Guzmán Klang tenía intención de completar sus estudios haciendo un doctorado en un centro agronómico de los Estados Unidos.
El joven científico llevaba cuatro años como profesor en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. A la hora de su fallecimiento era Director de la Escuela de Agronomía de ese centro de estudios.
A continuación ¡Ahora! Transcribe el panegírico dicho en el acto del sepelio de Iván Guzmán Klang por el doctor Salvador Jorge Blanco:
Señores: Hay sucesos ante los cuales las interpretaciones no satisfacen la gran curiosidad del hombre que busca afanosamente una explicación del fin de una existencia joven, sana y brillante, ante la cual el futuro se abría promisorio para la toda la familia y la colectividad, y que de improviso es desgarrado por el relámpago de la muerte con sus trágicos crespones, en que éstos son la única conclusión de las grandes interrogantes de lo frágil que la civilización hace la vida humana, acrecentada la fragilidad por la enorme disminución de la distancia y del tiempo entre los diversos puntos del espacio y de la tierra. ¡Oh civilización, a cuantos trágicos sucesos como la muerta de Iván, tu pones la estampa de los tiempos modernos!
La prontitud en el movimiento de su natural personalidad, no hizo perder a Iván el sentido de superación intelectual de trabajo y de responsabilidad frente a la colectividad donde desarrollaba su existencia.
Es muy común en los hombres con el temperamento de Iván, tomar la vida con la misma ligereza con que acortan la distancia. En Iván sucedió todo lo contrario.
Sus estudios superiores lo llevan al Viejo Continente en la búsqueda de la sabiduría de sus antepasados que hacen de una tierra pequeña un suelo muchas veces más fecundo que la tierra que le vio nacer y a la cual por herencia y enseñanza de sus padres quiere hacer más fértil y más productiva para el bienestar de todos los dominicanos-
Por esto, no resultó raro en él, que ya graduado de ingeniero agrónomo, en vez de permanecer en el hogar paterno, prefiere nuevamente la vida dura y muchas solitaria de los estudios, impartiendo docencia en nuestra Universidad Autónoma de Santo Domingo, en la cual tenía bajo su dirección la Escuela de Agronomía, de manera que sus valiosos conocimientos sobre suelo, nutrieran al estudiantado en una materia tan vital para el desarrollo de la agricultura en la República Dominicana.
En esta vía de superación colectiva, no lo detiene ni la posibilidad de que su trabajo incidiera en la finca familiar, porque su visión se proyectaba sobre horizontes más amplios que los menesteres particulares que muchas veces limitan la apreciación de los problemas de la comunidad.
Era Iván cortés y afectuoso con todos, especialmente con sus padres y hermanas, de ahí que, en todos los ratos de ocio tomara para recibir el calor que solamente dan los besos y abrazos de los padres.
En el corto camino de su existencia trillado por sus nobles inquietudes, sus padres, hermanas y tíos, sus amigos y compañeros universitarios podremos quizás mitigar la congoja y el sufrimiento que su ausencia nos causa. FUENTE: Edición No. 341 de la Revista Ahora de fecha 25/5/1970