Ningún acontecimiento político ha colocado en el borde del fraccionamiento al gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), como el proceso para seleccionar a su candidato presidencial en los últimos tres lustros.
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La conmoción más reciente la enfrentó el PLD en los años 2014 y 2015, cuando el presidente Danilo Medina propició la reforma constitucional para posibilitar su reelección. Una riesgosa empresa que fue satanizada hasta el final por el sector interno que encabeza el expresidente Leonel Fernández.
Pero también echó por la borda las aspiraciones de al menos cinco figuras presidenciales peledeístas, lanzadas al ruedo de la precampaña cuando se planteó la necesidad de caras nuevas. Al final se vieron precisadas a abdicar para allanar el camino de la indetenible maquinaria reeleccionista.
Y además frustró las expectativas de cientos de jóvenes dirigentes provinciales y municipales, impedidos de participar en las primarias para elegir los candidatos a senadores y diputados, tras la firma del acuerdo “Reelección por reelección”.
Aunque propiamente los conflictos internos por la candidatura presidencial comenzaron a manifestarse con cierta trascendencia siendo Leonel Fernández presidente de la República, al celebrarse el Congreso Elector de 1999 para elegir al candidato de las elecciones del 2000. Se enfrentaron Danilo Medina y el entonces vicepresidente de la República Jaime David Fernández Mirabal, quien tras ser derrotado se quejó del uso de malas artes por seguidores de su contendor, así como la masificación irregular de muchos organismos.
Finalmente Medina fue derrotado en esos comicios y para el 2004 Fernández obtuvo la candidatura presidencial prácticamente sin oposición. Volvió a la Presidencia de la República tras derrotar fácilmente al candidato reeleccionista Hipólito Mejía.
En el proceso convencional para elegir el candidato del 2008 la estructura del PLD fue estremecida de manera preocupante. El presidente Fernández optó por la reelección presidencial y encontró de frente la figura de Medina con su consigna “Ahora es”.
El país fue testigo de esta lucha entre los dos titanes, mientras los peledeístas se sumergían en un complejo escenario político, único en su historia desde la fundación el 15 de diciembre de 1973, el cual cambiaba las reglas de juego de manera radical y trazaba nuevas pautas en las relaciones dirigenciales.
Fernández apabulló a Medina y éste reconoció resignado la derrota ante sus seguidores con una frase lapidaria: “El Estado se impuso”. La población interpretó la expresión del exsecretario de la Presidencia como “me venció el Estado con el uso de sus recursos, no Fernández como tal”, significando el rompimiento de un matrimonio que se prolongaba desde el proceso electoral de 1996.
Así el PLD vio llegar el 2012 con Leonel Fernández en la Presidencia de la República sin posibilidades de reelegirse, con el control del Congreso Nacional y todos los demás poderes del Estado. Pero se había logrado un amplio acuerdo en el país para incluir en la reforma a la Constitución de 2010 la no reelección consecutiva.
El tablero del ajedrez político en el PLD se mostraba sin dudas a favor de Medina para ganar la candidatura presidencial, pero antes debió sortear un vendaval de conflictos y escaramuzas internas provenientes principalmente de la corriente leonelista, que preveía con su triunfo un desplazamiento de las estructuras del poder.
Después de intensos debates y en medio de la ebullición declinaron a las aspiraciones presidenciales la entonces primera dama Margarita Cedeño de Fernández, el entonces vicepresidente de la República Rafael Alburquerque y Franklin Almeyda.
Cuando Medina logró fácilmente derrotar con 87.65 % a los precandidatos que compitieron, Francisco Domínguez Brito, José Tomás Pérez y Radhamés Segura, se vio virtualmente compelido para garantizar la unidad y el triunfo electoral, a seleccionar como su compañera de boleta a Cedeño de Fernández en un sorpresivo acto el 22 de noviembre de 2011, que estaba abarrotado de dirigentes peledeístas, funcionarios y legisladores.
Ahora vuelve a activarse el escenario con el presidente Medina y el expresidente Fernández en el centro de actuación. Hay dirigentes como Reinaldo Pared Pérez, que consideran que el PLD no tiene en agenda la candidatura presidencial para el 2020, y otros como el ex vicepresidente Alburquerque privilegia como fecha el 2019.
Mientras desde el ámbito gubernamental, con el ministro de la Presidencia Gustavo Montalvo a la cabeza, envían el mensaje de que el presidente Medina no se reelegirá y que el PLD debe reciclarse y mostrar caras nuevas en el 2020, como una clara señal del necesario relevo del liderazgo tradicional.
Las piezas comienzan a colocarse en el tablero. El match es inminente. FUENTE: Manuel Figueroa. Listindiario.com