Una alianza obligatoria o los desaparecen. La alianza entre el PLD y la FP es un hecho que al parecer no tendrá vuelta atrás. Todo indica que los políticos formados bajo la doctrina boschista entendieron en mucho menor tiempo que los del PRD, formados en la doctrina peñagomista, que ejercer la política bajo la Ley del Talión de “ojo por ojo y diente por diente” es perder/perder. PODCAST AQUI…
A los dirigentes del partido blanco entenderlo, si es que ya lo entendieron, les tomó en la primera experiencia 14 años, contados a partir de 1986 cuando el PRD perdió el poder hasta el 2000, cuando lo recuperó.
La segunda etapa de dar tumbos en la oposición les duró 16 años. Perdieron el poder en 2004 y volvieron en 2020. En la victoria de las pasadas elecciones las claves fueron la visión del liderazgo del presidente Luis Abinader y la coyuntura de división y estrategia errada del PLD desde el poder.
Los blancos, ahora azules, ya hasta se habían acostumbrado a ejercer la política con enfoque de oposición. De hecho, tras su llegada al poder, algunos dirigentes han admitido que el PRM tiene que hacer la transición de un partido de oposición a uno de poder.
La alianza que ya han logrado el PLD y la FP, evidencia que ese grupo político aprendió la lección más temprano que tarde.
En realidad, el sentimiento de la necesidad de alianza se instaló en las bases de esos dos partidos, fue un discurso que fue tomando cuerpo y por eso a los dirigentes del PLD que se oponían, no les quedó otro camino que someterse al deseo de las bases y renunciar a la terquedad de seguir nadando contra la corriente.
Los boschistas se acostumbraron al poder, saben cómo se ganan elecciones, tienen experiencia política y electoral, y son estrategas, que en el pasado reciente cometieron errores infantiles que los llevaron a entregar el poder a sus adversarios políticos. Parece que aprendieron la lección, para unos a fuerza de tropezones mucho más dolorosos que para otros.