SAN LUIS, SANTO DOMINGO ESTE, RD.- En una pequeña capilla, bajo precarias condiciones de salubridad y en total hacinamiento funciona la cárcel de San Luis, ubicada en el municipio Santo Domingo Este, donde también hay una vigilancia deficiente, de la que forma parte un perro llamado Candela.
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Una de las cosas que primero llama la atención apenas se llega a la cárcel de San Luis es Candela, el perro de color negro y marrón que a partir de la 6:00 de la tarde no permite que ninguna persona se asome por el área.
Candela diariamente ve pasar decenas de imputados que son llevados al recinto carcelario con casos pendientes de medidas de coerción y otros con juicios pendientes en los juzgados de la instrucción y en los tribunales colegiados.
En la entrada del recinto, al lado donde funciona un taller o deshuesadora, Candela tiraba ayer una pavita, luego despertó y como un guardián celoso comenzó a merodear el área. Los periodistas de varios medios de comunicación esperaban el traslado del exdirector de la OMSA, Manuel Rivas; de José Antonio Mercado Blanco (El Grande) y el coronel Faustino Rosario Díaz, acusados del crimen del abogado Yuniol Ramírez, para las cárceles de Najayo, La Victoria y Operaciones Especiales de Manoguayabo, respectivamente.
La cárcel luce descuidada y solo están de puesto dos agentes policiales, incluyendo el oficial del día. El recinto, con un letrero donde se informa que está prohibida la entrada de mujeres embarazadas y de menores de edad, cuenta con dos celdas, sin camas, ni colchones, ni circuito cerrado de seguridad ni cámaras de vigilancia. Tiene dos baños donde permanecen los reclusos hasta tanto se decida su suerte, mientras que familiares acuden a llevarles alimentos en horario establecido, de 12:00 del día hasta las 2:00 de la tarde.
LA INSALUBRIDAD Y EL HACINAMIENTO
MEDIDAS DE COERCIÓN: La cárcel, ubicada a pocos metros de la carretera de San Luis, funciona bajo precarias condiciones de salubridad y en total hacinamiento, adonde son llevados aquellos reclusos con casos pendientes de medidas de coerción. El recinto funciona en una pequeña capilla. Una de las cosas que primero llama la atención apenas se llega a la cárcel de San Luis es que en el perímetro no hay efectivos apostados, ni tampoco cuenta con transporte suficiente para trasladar a los presos a las audiencias para conocerles medida coercitiva.